miércoles, 6 de junio de 2012

El último cuarto del siglo XX contribuyó, en la historia de los horrores de la humanidad, con una nueva forma de explotación del hombre por el hombre: el tráfico de órganos. Investigaciones realizadas por distintos medios, periodistas y organizaciones independientes han permitido echar luz, al despuntar el siglo actual, sobre esta aberrante realidad, una luz a la que de todas formas se empeña en cubrir de sombras una cadena de intereses metidos de lleno en este “negocio”.


Por ejemplo, en Rusia el problema estalló cuando en 1993 se informó que una “em presa” de Moscú había extraído 700 órganos importantes, entre corazones, pulmones y riñones, 1.400 hígados, 18.000 timos y 2.000 ojos, todos destinados a pacientes que pagaban elevados precios e internados en hospitales muy importantes de todo el mundo. Los “donantes” eran miles de cuerpos no reclamados que van a parar a los depósitos de cadáveres.



TRAFICO DE ÓRGANOS


La compra y venta de una parte del cuerpo. En otras palabras, la obtención de un riñón por parte de un paciente rico y desesperado de seguir viviendo a partir de un donante vivo, pobre y también desesperado de conseguir algo de dinero para satisfacer sus necesidades básicas.

El comercio de órganos ocurre sobre todo en países en los que coexisten minorías bien acomodadas con mayorías pobres, con marcadas diferencias entre ambas, con un alto grado de injusticia social, sin leyes que regulen la práctica de los trasplantes y en países en los que no existe la injerencia del estado en el control de la actividad trasplantadora.

El tráfico de órganos se ha convertido en un floreciente y lucrativo negocio a través del cual la pobreza en el
tercer mundo se salda con “materia prima” humana

Principalmente existía en la India, país al que viajaban numerosos pacientes ricos de Alemania y sobre todo Italia para trasplantarse en condiciones nada seguras y sin las más mínimas garantías, con riñones comprados de personas extremadamente pobres.


Ha sido también frecuente en Filipinas, Hong Kong y la China, países en los que los pobres venden un riñón por solo mil dólares a ricos procedentes principalmente del Japón. En menor grado también existe en muchos países del norte de África y sobre todo en Egipto, en los que con frecuencia en la prensa se leen anuncios de oferta de riñones por parte de personas desesperadas por la pobreza, beneficiando a ricos desesperados por seguir viviendo.

En algunos países de América Latina, como Bolivia, en los que coexiste la extrema pobreza con la injusticia social y la falta de atención por parte del estado para cubrir las necesidades básicas de la población, incluyendo el tratamiento dialítico para sustituir la función renal perdida, los ricos también publican anuncios en la prensa solicitando riñones que son ofertados por personas agobiadas por la pobreza. Y de la misma manera, estas personas desesperadas por satisfacer alguna necesidad básica con dinero, publican anuncios en la prensa bajo el título de "Dono Riñón" tratándose en la realidad de la oferta de un riñón para la venta.

A pesar de estos esfuerzos mancomunados, sin embargo, la tasa de donantes se mantiene estancada y el número de pacientes condenados a morir por falta de un órgano es cada vez mayor. A fin de incentivar la donación de órganos y disminuir esta brecha entre oferta y demanda, en muchos países se ha implementado el pago de los gastos funerales del donante, la otorgación de un seguro médico para los familiares del donante por parte de las instituciones en las que se encuentran asegurados los receptores beneficiados con los órganos y la reducción de los impuestos para los familiares del donante en la comunidad a la que pertenecen.








 

ESCASEZ DE ÓRGANOS:

Lo que hace posible pensar en actividades ilícitas alrededor del trasplante de órganos es la antigua pero creciente diferencia de posibilidades entre los ricos y los pobres. Esta es la opinión de R. Matesanz, conocido en todo el mundo como el padre del exitoso "Modelo Español" de donación y trasplantes.


Según él, cuatro condiciones se encuentran en el origen y las consecuencias del comercio de órganos:

una creciente demanda de órganos para trasplante,

unas posibilidades científicas en constante desarrollo,

una comunidad global cada vez menos propensa al acto solidario de donar,

y unas tasas de procuración de órganos en franca declinación

Esta situación es actualmente conocida como penuria de órganos para trasplante.

  "No hay órganos para todos luego los ricos hacen todo lo posible por conseguirlos a costa de lo que sea."


La desesperación por seguir viviendo alimenta el aterrador negocio del tráfico clandestino de órganos humanos en el mundo, una actividad que no conoce fronteras ni límites. Por poner un ejemplo, sólo en México se realizan más de 4.000 trasplantes legales al año; además, más de 8.000 personas están en lista de espera, de las que 15% mueren al no recibir un órgano, informa el Centro Nacional de Trasplantes (Cenatra) de México. Con esta premisa, no es de extrañar que el precio de estos órganos en el mercado negro alcance precios desorbitados: 150,000 dólares por un hígado, 120,000 por un riñón, 60,000 por un corazón ó 45,000 por la córnea, entre otros.

Una difundida polémica en torno al destino de los órganos de muchos prisioneros en cárceles y campos de concentración chinos. Las manifestaciones populares para pedir una mayor atención al problema coparon la portada de muchos noticieros internacionales. Respecto al tema, la organización Human Rights Watch de Asia informa que en China se extraen ilegalmente más de 3,000 órganos de prisioneros al año (más de ocho diarios). Los precios de éstos varían en los mercados clandestinos "baratos" de India (Bombay) o Kuwait, entre otros: 1,600 dólares por la piel de las piernas de los prisioneros; 400,000 por los intestinos ó 127,000 dólares por un pulmón.

China ha promulgado (abril, 2007) su primera ley que prohíbe el comercio de órganos humanos. La norma entrará en vigor el primero de mayo, tras haber recibido el aval del Gobierno. El texto promulgado, que prohíbe la extracción de órganos de menores, «estipula que los trasplantes de órganos humanos deben respetar el principio de la donación libre y voluntaria, y considera criminal el acopio de órganos sin el permiso, o contra la voluntad, del propietario».
La ley prevé la destitución de los funcionarios y médicos que se libren a este tipo de tráficos, el cierre de los establecimientos implicados y multas que van de ocho a diez veces el monto de la ganancia obtenida en esos tráficos.

EL TRAFICO DE ÓRGANOS DE NIÑOS EN AFGANISTÁN:


"...es así como estos adelantados de la fe islámica comenzaron a enriquecerse con los órganos humanos extraídos a los afganos más pobres y desesperados, y en especial a niños indocumentados, sobre todo a los pertenecientes a las etnias marginales tayica y hazara, a los que se les quitaba sus órganos y se los liquidaba, muchas veces antes de que despertaran de la anestesia (cuando ésta era utilizada). La Organización Revolucionaria de Mujeres de Afganistán, grupo clandestino conocido bajo el nombre de Rawa, ha denunciado estas atrocidades, entre otras cometidas por los talibanes.